Versiones y diversiones
¿Qué es una traducción? ¿Qué importancia tienen las traducciones de poesía en nuestro tiempos? ¿Por qué hago tantas preguntas? la traducción es un enigma, es un juego delicioso, es un acto de profunda humildad y rampante arrogancia. Dos consideraciones sobre este arte invisible, antes de presentar mi traducción de La Belle Dame Sans Merci de Keats: Uno, la traducción debe ser juzgada por si misma, especialmente en poesía, debe augurarnos tantas sopresas poéticas como cualquier otro poema sea o no traducción; dos, la traducción es una versión y una diversión, es sólo uno de mil caminos que plantea una obra bruñida en el tiempo. Pero como diversión tambien es un juego ya fallido antes de empezar; en esto la traducción es como la vida: es un compromiso permanente, es siempre perder algo en precencia de belleza inacabable.
Mi traducción por ejemplo conserva la rima para mantener el caracter de balada, aunque a veces las rimas no sean tan afortunadas como las de Keats, pero lo importante era conservar el caracter triste del caballero y el desconcierto que lo rodea.
‘¿Qué te aflige, caballero armado,
Que andas solo y que tu lividez espanta?
La juncia del lago se marchitó,
Y ningún pájaro canta
‘¡Qué te aflige, caballero armado!
¿De faz fatigada y maltrecha?
El silo de la ardilla ya está lleno,
Y terminó la cosecha
‘Yo veo un lirio en vuestra frente
Regado con fiebre y con angustia;
Y en vuestra mejilla una rosa ajada
Que muy pronto se hizo mustia.’
‘Conocí una dama en la pradera,
Toda belleza - la hija de un hada
Su cabello largo, su pie ligero
Y salvaje su mirada.
‘Para su cabeza hice una guirnalda,
Y pulseras y un halo fragante;
Ella me miró como al amor,
Y gimió cautivante.
La monté a mi corcel al trote
Y todo el día no vi más nada,
Ella inclinada me cantaba
Una canción de hada.
‘Me consiguió raíces dulces,
Y miel salvaje y maná del rocío
Y cierto dijo en lengua extraña:
“verdadero amor mío”
‘Me llevó a su caverna de duende
Y allí lloró dolor y otros excesos;
Y allí cerré sus fieros, fieros ojos
Con cuatro besos.
‘Y allí me arrulló hasta que dormí
Y allí soné – ¡Ah, ocasión sombría!
El último sueño que jamás soñé
En la ladera fría.
‘Vi reyes pálidos, príncipes también,
Pálidos guerreros, de color cenizo
Gemían –“La belle Dame sans merci
Te tiene sumiso”
‘Vi sus hambrientos labios a media luz
Boquiabiertos con advertencia fiera
Y me desperté, encontrándome aquí
En la fría ladera.
‘Y es por esto que resido aquí,
Que vago solo y mi lividez espanta,
Aunque la juncia del lago se marchitó,
Y ningún pájaro canta.’