¿Qué es una buena novela en estos días? ¿Qué le debemos pedir? Por lo menos que cuente una buena historia, cautivante y entretenida. Pero también esperamos que tenga innovación formal, que no sea una copia de las obras pasadas del mismo autor (o peor, de otros). Parecemos caer aquí en la vieja discusión entre forma y contenido. Pero permítaseme aquí introducir una analogía que puede darle un giro nuevo: La anécdota es como la canción de una banda, y la manera en que termina finalmente escrita, es como el video que saca la banda para promocionarla. Esta comparación me parece pertiente sobre todo en estos tiempos en que hacer un video es una condición sine qua non para obtener un jit. Si hay algo que me enseño "La historia del Metal" por VH1 es que en el metal, el espectaculo, la forma de presentarse, pronto cobró tanta importancia como la música, siendo tal vez el punto de quiebre KISS en donde el espectáculo abierta y francamente hizo pasar la música a un segundo plano. El metal es teatral desde la innovación de Alice Cooper hasta el exceso cansado de Marilyn Manson.
Entonces tal vez el nivel formal de la novela no es tan solo el video: es todo el espectaculo desde los fuegos artificiales hasta la máscara sadomasoquista. Pero para apoyar aún más mi alegoría propongo una subdivisión más. La letra, la música, el video. Historia, trama, discurso. Estoy usando ideas que andan por ahí desde el formalismo ruso. Pero el problema del formalismo ruso es que por un lado es formalismo y por otro, ruso. Sin caer en prejuicios aquí, uno no imagina a un frio profesor ruso (o de cualquier parte) como la persona más idonea para estudiar la belleza de la poesía. Les falta, sabor, folclor, rock n' roll.
Entonces tal vez el nivel formal de la novela no es tan solo el video: es todo el espectaculo desde los fuegos artificiales hasta la máscara sadomasoquista. Pero para apoyar aún más mi alegoría propongo una subdivisión más. La letra, la música, el video. Historia, trama, discurso. Estoy usando ideas que andan por ahí desde el formalismo ruso. Pero el problema del formalismo ruso es que por un lado es formalismo y por otro, ruso. Sin caer en prejuicios aquí, uno no imagina a un frio profesor ruso (o de cualquier parte) como la persona más idonea para estudiar la belleza de la poesía. Les falta, sabor, folclor, rock n' roll.
Otra ventaja de esta analogía es que muestra que la unidad inherente de la forma escrita puede engañarnos acerca de sus niveles de complejidad. Pero otras propuestas artisticas culturales, como la música y el cine nos pueden ayudar a pelar por fin, las capas de la cebolla literaria.